Hablar de micología es hablar de Soria, un paraíso para setas y hongos durante gran parte del año, especialmente en otoño. Soria, con el mayor acotado micológico de Castilla y León, ha convertido este recurso en uno de sus pilares económicos, abarcando gastronomía, ecoturismo, educación ambiental, investigación y sostenibilidad forestal. Un paseo por el monte ofrece satisfacción, sobre todo en esta época, donde es probable hallar alguna de las setas más comunes de la provincia. Sin embargo, en 2025, la temporada micológica ha comenzado con retraso. Entre las delicias de los montes destacan el rebozuelo, la negrilla, la seta de cardo, el níscalo y el boletus. El rebozuelo, de peculiar color amarillo, tiene un tallo delgado y pliegues en lugar de láminas, con carne amarillenta de sabor dulce y aroma afrutado. La negrilla, abundante en los pinares sorianos, es una seta otoñal que tolera bien el frío, de sabor suave y dulce. La seta de cardo, común entre octubre y diciembre, tiene una comestibilidad excelente y un sabor ligero. El níscalo, de color anaranjado rojizo, es rico en minerales y vitaminas y no contiene grasas. El boletus, muy codiciado, crece desde finales de verano hasta finales de otoño y es muy valorado en la gastronomía.