Medio Ambiente
El secreto del clima de hace 350 años, revelado: así 'leen' los científicos las dehesas de Soria
Las dehesas comunales de robles caducifolios, un paisaje boscoso que fue predominante en la cuenca mediterránea, están compuestas por árboles centenarios. Su supervivencia se debe a las prácticas agrosilvopastorales de sus propietarios, quienes obtenían beneficios tanto de los recursos forestales como de los pastos para el ganado.
Desde la Edad Media, estas dehesas han sido fundamentales para las economías rurales, gestionadas a través de la poda y el pastoreo. Esta gestión ha configurado un ecosistema forestal que favorece la pervivencia de árboles antiguos y otras especies. En la Península Ibérica, su distribución se concentra principalmente en el centro y norte del territorio.
Actualmente, estas dehesas se encuentran rodeadas de bosques, lo que las hace visualmente imperceptibles. El abandono de su gestión ha provocado la invasión de arbustos. A pesar de ello, estos enclaves forestales poseen un gran valor tanto ecológico como científico.
Investigadores del Grupo Cambium, vinculado a la Universidad de Valladolid y al Instituto de Investigación Forestal iuFOR, han centrado su estudio en estas dehesas para analizar los efectos del cambio climático. A través del proyecto internacional Giants, y tras un año de trabajo, han demostrado que estos árboles son una herramienta clave para reconstruir el clima de la Península Ibérica de los últimos 350 años, identificando periodos de lluvia o sequía. Las primeras comprobaciones se han efectuado en seis dehesas de León, Cuenca, Soria y Castellón. El objetivo final es crear una red de 25 a 30 dehesas, según explica José Miguel Olano, codirector del proyecto, que continuará por dos años más.
El equipo de Giants comenzó localizando sobre el terreno las dehesas de robles caducifolios. Tras seleccionarlas, descartando aquellas con árboles jóvenes o en mal estado, se enfocaron en los ejemplares más viejos. El trabajo de campo incluyó medir, fotografiar y geolocalizar en Google los árboles, además de tomar testigos de muestra. En el laboratorio, se analizaron estas muestras para medir el tamaño de los vasos, la cantidad de isótopos de carbono, el tipo de madera y los anillos. Toda la información fue procesada con técnicas de digitalización desarrolladas por Cambium para mejorar la resolución de imagen e identificar la estructura de la madera.
«El árbol nos dice cuándo ha habido sequías y en los años precisos», puntualiza Olano. Destaca que esta red de dehesas no solo proporciona datos temporales, sino también espaciales, ya que al tomar como referencia distintas ubicaciones en España se han observado las primeras diferencias climáticas entre las zonas del levante y el interior peninsular.
Dentro de este proyecto, una investigación de Alba Sanmiguel sobre una dehesa comunal en Soria con árboles de 400 años ha revelado que el antiguo manejo de podas, realizado con una frecuencia de 20 años, permite rastrear con gran precisión la pluviometría de épocas pasadas. Se trata de un trabajo pionero en este campo.
«Estas dehesas tienen además una diversidad más alta que los bosques actuales», explica Olano. Señala que las podas han contribuido a la longevidad de los árboles y han generado cavidades en la madera que benefician a otros seres vivos como animales, hongos y plantas.
El muestreo de Giants se extenderá a siete países mediterráneos, aunque España será donde se estudien más dehesas para crear una red amplia. El trabajo también se realizará en Portugal, Italia, Grecia, Turquía, Marruecos y Argelia, con el objetivo de analizar unas ocho dehesas por país. El estudio se centra en la vertiente mediterránea por dos motivos. Primero, porque estas dehesas han perdurado más en el sur de Europa debido a una industrialización más tardía, lo que mantuvo las podas de trasmocho como práctica habitual hasta los años 60 y 70 del siglo XX.
En segundo lugar, el interés radica en comprender el clima mediterráneo ante los cambios actuales, como sequías y danas, que se prevé que se intensifiquen. «Vamos a ver lo que pasaba en el pasado», explica Olano sobre cómo respondieron los robles al clima, «porque hasta ahora solo sabemos lo que pasó de manera casi anecdótica por fuentes escritas, pero queremos tener datos científicos», añade el director del proyecto.
Con esta investigación, el grupo busca destacar desde Soria el valioso patrimonio medioambiental de las dehesas comunales del Mediterráneo, supervivientes de deforestaciones recientes. Proponen la creación de un inventario para localizarlas y el desarrollo de medidas de conservación. Tras décadas de abandono del pastoreo y las podas para leña, estas áreas han sufrido una invasión de matorrales y el declive de sus árboles viejos.
Finalmente, los investigadores concluyen que estos ecosistemas forestales podrían facilitar la recolonización de taxones de bosques maduros en áreas de bosque joven en expansión.
