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Abilio Martínez asume como obispo de Ciudad Real en una ceremonia con 1.500 asistentes y 23 obispos
Alrededor de 1.500 personas se congregaron este sábado en la Catedral de Santa María del Prado para la toma de posesión de Abilio Martínez Varea como obispo de Ciudad Real. Para facilitar la participación, se instaló una pantalla en los jardines del Prado que permitió a cientos de fieles seguir la misa. Entre los asistentes destacó una amplia delegación de la provincia de Soria, donde el prelado ha sido obispo durante ocho años.
La ceremonia contó con la concelebración de 153 sacerdotes, de los cuales 119 eran de Ciudad Real, 13 de Osma-Soria, 9 de la diócesis de Calahorra, La Calzada-Logroño y 13 de otras diócesis. Además, un total de 23 obispos de toda España acompañaron a Martínez Varea, entre ellos el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella; el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro; y el arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo. También estuvieron presentes los arzobispos eméritos de Toledo y Zaragoza, Braulio Rodríguez y Vicente Jiménez, quienes anteriormente fueron obispos de Osma-Soria.
En el ámbito institucional, participaron en la celebración el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page Sánchez; el alcalde de Ciudad Real, Francisco Cañizares Jiménez, y el alcalde de El Burgo de Osma, Antonio Pardo. Debido a que el obispo de Ciudad Real ostenta por razones históricas el título de prior de las Órdenes Militares españolas, varios caballeros también formaron parte del acto.
La ceremonia se inició con la recepción del nuevo obispo en la Puerta del Perdón de la catedral. Tras besar el lignum crucis, una reliquia de la cruz de Jesucristo, y rezar en la capilla del sagrario, comenzó la misa de inauguración. Gerardo Melgar, como Administrador de Ciudad Real, presentó al nuevo obispo. Posteriormente, el canciller-secretario general del Obispado, Juan Carlos Fernández de Simón, leyó las Letras Apostólicas del papa León XIV con el nombramiento, tras lo cual Martínez Varea tomó posesión de la cátedra de Ciudad Real entre los aplausos de los asistentes.
En sus primeras palabras, Martínez Varea agradeció a Dios su trayectoria y, citando al papa Francisco, destacó la necesidad de estar unidos a Cristo. Hizo un llamamiento a ser «piedras vivas» y se presentó «con el corazón dispuesto al servicio y a la comunión». Finalmente, recordó a santos locales como santo Tomás de Villanueva y san Juan de Ávila, y pidió la intercesión de la Virgen del Prado para que la diócesis sea «una comunidad viva, fraterna y misionera».
